Ganar un partido de baloncesto en Grecia nunca ha sido tarea fácil (los aficionados sabrán de qué hablo). A la increíble presión de la hinchada local se sumaba cierto tufillo casero de los árbitros. Y, por si no llegase con eso, algún caso se ha dado de partidos cuyos últimos segundos no pasaban hasta que los helenos encestaban la canasta decisiva.
Pues bien, tras lo acontecido ayer en Francia, parece que algunos quieren copiar el ardid. Políticos como José Blanco y Trinidad Jiménez apuestan por repetir el referéndum francés cuando se den las circunstancias adecuadas. Además, aducen que detrás del voto contrario al texto constitucional había diversas motivaciones, lo que restaría validez al resultado final. ¡Vaya! Ahora resulta que va a haber motivos legítimos o no para decidir nuestro voto.
Y para terminar el post con humor nada mejor que reseñar las declaraciones de Rafael Estrella, portavoz del PSOE en la Comisión de Exteriores del Congreso. Dice el susodicho que el Gobierno español "debe sentirse orgulloso por haber sabido transmitir a los ciudadanos españoles la ilusión (sobre el texto constitucional europeo) que los dirigentes franceses no han sabido trasladar". Personalmente no conozco a nadie ilusionado sobre el particular, y sí a mucha gente molesta con el texto y con un proceso realizado a la carrera, sin información y sin contar con la opinión de los ciudadanos. Así da gusto.
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