¡Cuánta música vieja a la venta! ¿No os resulta chocante? No hay más que pensar que hoy, gracias a Internet:
- Están disponibles, para su descarga (pagando o no), todos los éxitos (y los que no lo fueron) de todo artista hasta la fecha.
- El usuario puede decidir cómo consumir: cuándo, cuánto, dónde, cómo.
- Existe una cantidad ingente de información, basada en agregación y filtrado, que ayuda al consumidor no experto (la mayoría) a separar el grano de la paja que abunda en recopilatorios y álbumes completos (dedicando un poco de tiempo, eso sí); a conseguir material adicional de calidad, etc.
Los discos de grandes éxitos y recopilatorios tenían sentido en un tiempo en el que música y soporte físico eran inseparables y el dueño del canal de distribución marcaba la pauta. Actualmente, con todos los contenidos disponibles en la Red, los usuarios tienen la capacidad de decidir, convirtiendo lo que era un producto estándar en una experiencia personalizable. El recopilatorio perfecto ya no es cosa de Sony, Warner o Vale Music.
Dicho de otra manera: Internet acaba con el sistema de partidos de la industria musical. Adiós a las listas cerradas y bloqueadas. ¡Vivan las listas abiertas! (¿les llegará el turno algún día a nuestros políticos?)
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Esta anotación de Boing Boing me ha recordado este eterno post en borrador: What's killing Hollywood (not piracy!).
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