Vaya por delante que no comparto la simpatía hacia los fumadores de Fernando Polo. Personalmente me preocupa más la persona que sufre la molestia del humo ajeno que aquella que lo pasa mal porque no puede fumar en el trabajo. Por otra parte, y es un tema que me irrita particularmente, no conozco el caso de no fumadores que tiren colillas al suelo. Echadle un vistazo al empedrado cuando vayáis por la calle o el campo y contad, contad (habría que llamar a Rain Man para hacerse una idea de la cantidad de colillas por metro cuadrado). ¿Quién no tiene familiares, amigos, conocidos, educadísimos en todos los órdenes de la vida, que cuando terminan un cigarro lo tiran al suelo sin contemplaciones?
Pero a lo que iba. Lo que quiero comentar es la desvergüenza de la ministra de Sanidad. Hace poco más de un mes entra un vigor una ley restringiendo el consumo de tabaco y esta semana, como no da el resultado pretendido, amenaza con cambiarla. Resulta que ahora la culpa del fracaso de la ley es de los dueños de establecimientos de menos de 100 metros cuadrados de superficie que, ¡oh sorpresa!, han optado mayoritariamente por permitir que se fume en sus locales. Y eso sorprende a la ministra y a sus técnicos (¿de verdad alguno tuvo que ver con esta ley?).
¿Piensan acaso que los agentes económicos (léase la gente) son tontos? El dueño de un local actúa de modo racional dentro de lo que la ley le permite, buscando maximizar su beneficio. Y a la ministra le parece mal porque la gente no se comporta como ella querría. Lo que a mí me parece mal es tener a una persona así al frente de un ministerio, que le echa la culpa al ciudadano ¡por cumplir la ley!
Señora Salgado, haga usted una previsión para un plan de negocio en una empresa y luego pretenda que si los resultados no acompañan ha sido culpa de los consumidores. Que haya suerte y le compren el argumento.
Por otra parte, ¿no sería más prudente dejar que pase el tiempo y los locales vayan definiendo su "política de humos"? Con el paso de los meses puede haber cambios de opinión (motivados por expectativas de beneficios futuros), apertura de locales sin tabaco (ídem), negocios relacionados (ídem), etc. La ministra ha metido la pata y se le ha calentado la boca. No estaría mal que alguien en el ministerio respondiese por la chapuza. ¿Usted misma, señora Salgado?
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