3 de noviembre de 2004

Tener la información y usarla

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¿Alguna vez os habéis preguntado por qué las gasolineras cobran precios parecidos por el combustible si son tan distintas? Parece lógico pensar que no es igual la estructura de costes de un simple poste de súper y diésel que la de una gran estación de servicio, con restaurante y tienda. De la misma forma será distinto disponer de personal encargado de repostar los vehículos, que de un sistema de autoservicio con un encargado único en caja.

Por otra parte las fuentes de ingreso de una gasolinera pequeña se reducen, casi exclusivamente, a la venta de combustible, mientras que estaciones más grandes diversifican sus ingresos, realizando gran parte de sus ventas en las tiendas y restaurantes que albergan.

Un elemento adicional sería el de la distancia a la vía principal, que lleva a incurrir en un coste de tiempo y dinero para acudir a repostar. Seguro que a todos nos ha pasado: en un viaje largo por autovía necesitamos repostar y tomamos la primera salida en pos de la gasolinera indicada. Demasiado tarde descubrimos que la misma se encuentra en un pueblo a dos o tres kilómetros de la autovía y que para volver a incorporarnos debemos dar un rodeo aún más largo.

Todos estos elementos diferencian la experiencia de compra de combustible, y sin embargo los precios del mismo no reflejan estas variaciones, siendo muy similares por zonas geográficas.



Únicamente se ha producido un cambio con la entrada en el negocio de las grandes superficies, que utilizan sus gasolineras como reclamo de clientes para su negocio principal. Sin embargo esto no es suficiente para forzar una bajada de precios general, especialmente porque las grandes superficies se concentran en las áreas urbanas, evitando que la guerra de precios se traslade al resto de las vías.

Pero he aquí que la tecnología puede ayudarnos, proveyéndonos de la información necesaria para tomar nuestra decisión de compra. Por ejemplo: empieza a no resultar extraña la presencia de navegadores dotados de GPS en los vehículos, ya sean integrados o dispositivos móviles tipo PDA. Gracias al software cartográfico podemos conocer si una gasolinera está cerca de la vía donde nos encontramos, cuánto debemos desviarnos e, incluso, el tipo de servicios incluidos en la estación de servicio y en sus alrededores. Y ya rizando el rizo podríamos pedir un poco más. ¿Qué tal si el ordenador del coche facilitase la autonomía prevista al sistema de navegación? Quizá los sistemas integrados ya hagan esto, pero, en todo caso, no resultaría complicado hacerlo. El software únicamente debería buscar en la cartografía las gasolineras presentes en un radio igual a la autonomía (Eso sí, con un colchón de seguridad por si las moscas).



Sin embargo, nos falta un elemento: el precio. Y, curiosamente, ya disponemos de ese dato en Internet. Según orden ministerial de 3 de agosto de 2000 los titulares de las instalaciones de distribución al por menor de productos petrolíferos a vehículos deben remitir a la Administración, con carácter obligatorio, los precios de venta del combustible. Como resultado podemos consultar la información sobre los precios de los carburantes de más de 7.000 estaciones de servicio en el Ministerio de Industria (también incluye su localización). Por cierto que los datos no dejan lugar a dudas: la gasolina más barata es servida por las grandes superficies.

Lo que no me queda claro es que alguien esté aprovechando la información de precios y facilitándola a los usuarios finales, algo que no sería muy difícil (Una opción sería la realización de una consulta en tiempo real vía la red más económica disponible: UMTS, WiFi... Otra sería la descarga de la información en la PDA antes de salir de viaje).

Cabría decir aquí que, siendo importante disponer de la información de precios, más importante aún es hacer llegar esa información al usuario final para que pueda tomar sus decisiones. Además, desde el punto de vista de los competidores, la exposición al cliente final de los precios de los carburantes puede llevarles a buscar la diferenciación y a explotar sus ventajas competitivas (menores costes, ingresos alternativos, etc.).

Y para terminar se me ocurre apuntar un par de tendencias interesantes:
  • Y una mayor concentración de la población en centros urbanos (De esto sólo nos puede salvar el teletrabajo).
El primer punto debería llevar a una menor densidad de estaciones de servicio de carretera, precedida por una guerra de precios. El segundo punto daría más cancha a las estaciones de servicio propiedad de la gran distribución, lo que unido a la mayor autonomía haría que los precios de combustibles en carretera se acercasen a los de los centros urbanos.

Posiblemente el tono general de este post pueda parecer muy optimista: nadie se fija en lo que cuesta la gasolina, seguirán pactando precios, etc. Sin embargo la experiencia nos dice que más información significa más transparencia y menos contubernio, más oportunidades de elección para el cliente, más facilidades para la innovación y una reducción de las barreras de entrada de un sector. Ahora hace falta que la información llegue a sus destinatarios.

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