20 de enero de 2005

La SGAE opina

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Javier Vidal, director de la SGAE en Galicia publicó ayer un artículo en La Opinión de A Coruña: La 'voracidad' de la SGAE. Supongo que a cuenta de las polémicas suscitadas en los últimos días por la decisión de un juzgado de Vigo de rechazar una demanda contra una comisión de fiestas y el conflicto con el concejal de Turismo de Oleiros.

El artículo es un poco largo, pero os recomiendo que lo leáis porque no tiene desperdicio. A continuación lo comento (comentamos) párrafo a párrafo:
Últimamente hemos leído algunas opiniones críticas hacia la SGAE, que agradecemos en nuestra obligación de analizar con serenidad la gestión que esta entidad, con 106 años de historia, viene realizando. Y nos felicitamos porque algunos de quienes nos critican, aunque siga siendo de manera obsesiva y desinformada, han empezado a cambiar su estilo insultante.
¿Quién insulta a quién? Da la impresión de que todos los que critican a la SGAE lo hacen "de manera obsesiva y desinformada" y una mayoría utiliza, además, un "estilo insultante". Menos mal que agradecen las críticas.
No sabemos si por convencimiento o porque empiezan a percibir que, en un Estado de derecho, la libertad de expresión no puede ejercitarse con injurias ni calumnias sin que el principio constitucional de la igualdad de todos ante la ley se manifieste en la consecuente condena penal (sepan que, cuando la SGAE se ve obligada a presentar una querella, la indemnización que solicita está predestinada a una ONG).
Me gusta esto de la indemnización predestinada a una ONG. Es decir, a una entidad sin ánimo de lucro. Conviene apuntarse este dato, pues lo recordaremos más abajo.
Los más de cien años de historia de la SGAE dan para muchos cambios. Ya quisieran los pioneros que en 1899 constituyeron la primera entidad autoral española disfrutar de una moderna organización como la actual, de reconocido prestigio internacional.

No sólo por el alto valor añadido de sus prestaciones, sino también por ser, en su ámbito, una de las cinco entidades del mundo con más bajo coste para sus asociados, hoy cerca de 80.000 (sobre todo españoles, aunque cada vez se incremente más el número de autores de otros Estados).

¿Qué debemos entender por organización moderna? ¿Aquella que no sabe adaptarse a los cambios? ¿Y quién reconoce el prestigio internacional de la SGAE? ¿La RIAA?

El coste de entidades como la SGAE debería medirse no tanto para sus socios como para el resto de personas afectadas por su gestión y actuaciones.
Lo que lamentablemente no ha mudado el tiempo es la reiterada falta de sensibilidad de algunos sectores, que atacan de frente a los creadores artísticos cuestionando su legítimo derecho a una remuneración por su trabajo. Muchos son sibilinos e inician sus frases con un "yo respeto el derecho de autor, pero?". Detrás de ese pero puede usted encontrar las más insostenibles manifestaciones, como que los autores "no pueden cobrar a una entidad sin ánimo de lucro"; como si, por actuar desinteresadamente, tuviera uno el privilegio de utilizar los bienes ajenos sin respetar los derechos morales y patrimoniales de sus legítimos propietarios. Estoy refiriéndome a algunos organizadores de fiestas, que no tienen reparo en gastar 100 euros en su verbena pero intentan eludir los 7 euros más que deben abonar, a través de la SGAE (por cierto, entidad también sin ánimo de lucro), a los propietarios de todas esas canciones que dan sentido a su fiesta.
La primera frase de este párrafo es digna de un manual de demagogia. Por otra parte, me llama la atención cuando dice que la SGAE es una entidad sin ánimo de lucro. Creo que ya sé dónde va la indemnización de la que hablaba el señor Vidal.
Afortunadamente, más de un 90% de las comisiones en Galicia solicitan el previo permiso a la SGAE y satisfacen los derechos de autor correspondientes, pero algunas de las restantes encuentran, con una frecuencia mayor de la soportable en una sociedad democrática madura, algún político que hace de la demagogia y el oportunismo sus principales herramientas de argumentación.
Ahora resulta que, en una sociedad democrática, no puede haber políticos críticos con el sistema actual de gestión de derechos de propiedad, a los que además se califica de demagogos y oportunistas. Y yo me pregunto, ¿cuáles son las herramientas de argumentación de la SGAE?
Lo cierto es que, a día de hoy, no ha habido ninguna sentencia judicial firme que cuestione nuestro posicionamiento al respecto, ni es previsible que pueda haberla con un análisis objetivo de las leyes vigentes sobre propiedad intelectual.
Bueno, bueno. Según dicen Elástico, ElOtroLado o iPunkRock, algo hay.
La SGAE presenta anualmente sus cuentas ante la Asamblea General de Socios, después de las Asambleas que realiza ante los socios de las respectivas Comunidades Autónomas, para su revisión y aprobación o rechazo. Tenemos el control del Ministerio de Cultura y somos auditados, recíprocamente, por otras entidades de gestión de todo el mundo con quienes tenemos suscritos convenios. O sea: la SGAE actúa con responsabilidad social y transparencia.
"Tenemos el control del Ministerio de Cultura". Supongo que esta expresión debe entenderse en el sentido de "Estamos bajo el control del...", pero quizá haya algo más. Además, no hay que olvidar que los más furibundos defensores de la SGAE apoyaron como un solo hombre al actual partido en el poder. Y las deudas hay que pagarlas.

Lo que resulta risible es que presuma de transparencia, por ser "auditados, recíprocamente, por otras entidades de gestión". Más transparencia imposible: todo queda en casa. Que se vayan buscando trabajo los auditores externos. A partir de ahora vamos a coordinar las auditorías por sectores de actividad.
Cuando alguien acusa a la SGAE de voracidad tiene que ser porque desconoce la obligación legal y estatutaria que sus gestores tenemos ante nuestros socios y ante la sociedad en su conjunto. Ante nuestros socios porque, obviamente, el principal objetivo de la SGAE es defender a los autores que nos han encomendado la gestión de sus derechos, y ante el conjunto de la sociedad porque la Ley de Propiedad Intelectual nos exige asegurar la eficaz administración de los derechos y favorecer los intereses generales de la protección de la propiedad intelectual en España y la efectividad de su gestión en el extranjero.
Me gusta el "tiene que ser". Nuevamente, si criticas a la SGAE, es debido a tu ignorancia. Lo que sí agradecería sería una explicación de los "intereses generales" que defiende esta entidad. Por favor.
Por todo ello, quienes trabajamos en la SGAE no tenemos potestad para hacer dejación de nuestras funciones y, por ejemplo, renunciar a percibir los correspondientes derechos de autor en un concierto solidario, por muy loable que sea el motivo del mismo. Porque nadie puede ser generoso con lo que no le pertenece. Para esos casos, siempre cabe el recurso de que los organizadores, sin dejar de solicitar el previo permiso y respondiendo del pago de los derechos que procedan, recaben de cada uno de los propietarios de cada una de las obras (que no necesariamente son sus intérpretes) una solicitud para que la SGAE transfiera los ingresos netos obtenidos a la entidad u organización que deseen. Ante situaciones que requieren de la humanidad de todos, los autores son siempre receptivos y solidarios, y la SGAE, como institución y en su propio nombre, puede y suele responder con su propia aportación. Pero esta no puede estar constituida por los derechos de autor de los conciertos benéficos, que, insisto, no son patrimonio de la SGAE sino de los autores, editores y demás derechohabientes gallegos, españoles o de cualquier otro lugar.
¿A qué se refiere aquí con "ingresos netos"? ¿Netos de qué?
Porque ese es otro de nuestros objetivos cardinales: gestionar en España los derechos de los autores de todo el mundo y que nuestros socios sepan que la SGAE hará valer los suyos en todo el mundo y con la misma eficiencia, tanto en Hangzhou como en Oleiros o en Vigo.
Me parece que intuyo cuál es el objetivo principal de la ONG del señor Vidal:
"Una entidad para gobernarlos a todos*. Una entidad para encontrarlos,
una entidad para atraerlos a todos y atarlos en las tinieblas
en la Tierra de la mediocridad donde se extienden los derechos de autor."
(*) Artistas, creadores, ¿y consumidores?.

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